22. El adiós definitivo
Él se viste. Acaba de tener relaciones sexuales con...
- La mujer, el trabajo, la familia, los posibles futuros hijos... Me lo imaginaba
- Ajá.
- Siempre la obligación. La responsabilidad. La reputación.
- Nos vuelven a separar nuestras formas de ser, estilo de vida, personalidad,...
- Claro. Ya es la segunda vez que vivo una ruptura contigo. Los mismos motivos. Sólo que ahora añadimos a tu mujer. Aunque no sea tan salvaje, ¿verdad?
- Tú podrías haber sido mi mujer Y...
- ...y no quise.
- Entonces no te quejes.
- El que se quejará serás tú, si sales, ya no voy a volver a abrirte.
- Pareces dolida.
- Dijiste que no iba a haber separación.
- Cambié de opinión.
- Y sentimientos.
- No. Eso no. Y no te voy a mentir. Nunca te he dejado de querer ni desear, pero nunca te vas a adaptar completamente a mí.
- Eso es cierto. Ya lo supiste del primer momento.
- Nunca vas a dejar de ser tan egoísta, ni te pondrás la lencería que me gusta, ni harás algo cuando yo quiera, ni querrías ir a comer con mi familia, ni serías capaz de sorprenderme en mi cumpleaños con una fiesta, mis amigos y algo de mi gusto. Tú, sólo pensando en nosotros sexualmente, o tus gustos, tus ideas sexuales...
- Ahora las odiarás...
- No, pero no eres completamente lo que...
- Quieres...
- Y no lo digo por sentimiento. Siempre que has querido, he caído. Pero ya no. Prefiero añorarte que seguir algo que no conduce a nada, que siempre será así y que no será ni lo que tú ni yo queremos más que en relaciones sexuales.
- Quédate sex...
- No.
- ¿Por qué?
- Porque no es sólo sexo. Tienes razón, saldré de allí y no te diré nunca nada.
- Ni yo a ti.
- Aunque duela.
- Aunque te añore.
- Jamás.
- Nunca más.
- Pero bésame y amame antes de que todo acabe aquí...
- La última vez, como siempre, como la primera vez.
Comentarios
Publicar un comentario